La vicepresidenta de la comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, Maite Pagazaurtundúa, ha solicitado a Europol que ahonde en el estudio de la deriva intolerante, con riesgo de rebrote de violencia, que se está produciendo entre los grupos etno-nacionalistas en el País Vasco y Navarra.

Después de que el informe de Europol de 2020 señalara el riesgo de una vuelta a la acción violenta de los grupos etno-nacionalistas en Francia y España, Pagazaurtundúa ha enviado nueva información -en colaboración con el doctor en Ciencias Políticas y experto en radicalización Martín Alonso- al centro de análisis de riesgo de La Haya con el objetivo de dar a conocer una situación que ha comenzado a preocupar en los círculos policiales comunitarios.

“Estos individuos que, amparados en la libertad de expresión y de pensamiento del Estado de derecho, homenajean y ensalzan a los terroristas, están creando un caldo de cultivo explosivo entre niños y preadolescentes para el futuro”, advierte Pagazaurtundúa.

En el País Vasco y Navarra las sedes de los partidos políticos han seguido sufriendo ataques: sus miembros sufren persecución personal y política, agresividad, discursos del odio… situaciones que hasta ahora pasaban desapercibidas para el conjunto de la UE, pero que deben ser analizadas con mayor detenimiento.

Con el fin de las medidas necesarias para evitar un rebrote sistémico, la eurodiputada considera que es preciso un estudio pormenorizado de la situación en el País Vasco y Navarra en el marco del auge de la radicalización violenta en la UE. “La ausencia de verdad en el tratamiento de la historia del terrorismo vasco durante décadas ha llevado a un estado de intolerancia muy interiorizada contra todo aquel que no sea independentista, las técnicas se parecen a las que se están dando en los grupos de extrema derecha”, señala Pagaza en la información dirigida a Europol.

En este sentido, pone énfasis en que los homenajes a los terroristas y acosadores se siguen produciendo en fiestas populares, e incluso en algún entorno escolar donde pueden verse menores que participan en actos de carácter político que reivindican la violencia, la intolerancia política y ensalzan a los asesinos por los hechos cometidos, que aún hoy permanecen en las cárceles. “El espectro nacionalista radical, tanto social como político, actúa de colaborador necesario de la estrategia de comunicación de los que fueron antes terroristas y no se han despegado de la intolerancia política”, concluye.